Una historia escrita por Robyn Valdez.
Vivimos rodeados de un mundo que no vemos. Uno que habita en cada gota de agua, en el aire que respiramos, en nuestra piel, y dentro de nosotros mismos. Un universo microscópico que, aunque escapa a la vista, es esencial para que todo exista.
En un estanque tranquilo, una hebra verde flota suavemente: es Spirogyra, un alga simple a los ojos, pero compleja en su arquitectura. Sus cloroplastos se enrollan en espiral como un código antiguo, recordándonos que la belleza y el orden también viven en lo más pequeño. Ella transforma la luz en energía, y esa energía es la base de la vida para otros. Cada célula, cada giro, es una danza que lleva milenios perfeccionándose.
Alga filamentosa de agua dulce.
Así como Spirogyra en el agua, en la kombucha habita una comunidad invisible de bacterias y levaduras. No las vemos, pero son las verdaderas alquimistas. Transforman el té y el azúcar en un elixir lleno de vida. Fermentan, respiran, se comunican. Crean ácidos, enzimas y probióticos que alimentan nuestro cuerpo de maneras que apenas empezamos a entender. Cada botella es un ecosistema en miniatura, una metáfora de interdependencia.
Y justo eso —la interdependencia— fue lo que vivimos hace unas semanas durante el Festival Antiturista 2025, en PANNARAMA, Guadalajara. Un evento que, más allá de ser un bazar, funciona como una especie de sistema simbiótico donde convergen proyectos independientes, saberes distintos y formas alternativas de estar juntxs.
Para Capicúa, participar en este festival fue mucho más que presentar kombuchas. Fue una manera de recordar que hacer fermentos naturales también es hacer comunidad. Estuvimos ahí con lo de siempre: nuestros sabores de siempre (natural, frutos rojos, mandarina jengibre, limonada rosa), una mesa sencilla y ganas de conversar.
Y como siempre, lo más valioso no fue lo que vendimos, sino lo que compartimos: historias, primeras impresiones, preguntas curiosas, miradas de sorpresa y hasta consejos de otrxs fermentistas locales. Todo eso nos recuerda que la kombucha no solo es una bebida saludable; es también un vehículo para conectar.
El Festival Antiturista se ha posicionado como uno de los espacios más relevantes de Guadalajara para proyectos emergentes y conscientes. Allí no hay decorados falsos ni narrativas fáciles. Lo que hay es raíz, riesgo, mezcla, y mucho amor por lo que se hace. Desde música y arte hasta comida, diseño y bebida —todo se siente cercano, auténtico, local.
En este contexto, nuestra kombucha no desentona. Porque también viene de procesos vivos, lentos y cooperativos. Porque en cada fermentación hay escucha, paciencia y transformación.
Vivimos creyendo que lo real es solo lo que se puede tocar. Pero cada fermento nos recuerda lo contrario: que hay procesos que suceden aunque no los veamos. Que hay vida en lo micro, en lo escondido, en lo aparentemente insignificante.
Y quizás también en lo independiente, lo artesanal, lo comunitario. Como la fermentación, los proyectos como Capicúa crecen despacio, sin aplausos inmediatos, pero con un impacto profundo y duradero.
Gracias a quienes se acercaron a probar, a preguntar, a compartir. Gracias al equipo del Festival Antiturista por sostener este ecosistema tan vivo. Y gracias a esa red invisible —de microbios, de amigxs, de ideas— que nos sostiene.
Volver del Festival Antiturista nos deja una certeza: no estamos solxs. Hay toda una comunidad que, como los microorganismos en la kombucha, trabaja en silencio, transforma desde adentro, y construye algo vivo, compartido y real. Ser parte de este ecosistema —visible e invisible— nos inspira a seguir haciendo lo que hacemos: fermentar con intención, crear con cuidado, y estar presentes donde la vida ocurre, aunque a veces no se vea. Porque al final, lo que se construye despacio, permanece.
Una Historia escrita por Robyn Valdez y publicada desde Guadalajara, Jalisco.
Si te quedaste con ganas de conocer más del Festival Antiturista —o de ser parte en la próxima edición— te invitamos a seguirles la pista en @festivalanti.turista, o consulta su Directorio de Productores.